Rugidos para la eternidad
¡Hola amig@! Es un gozo y un gusto poder iniciar la segunda temporada del
blog después de unos cuantos meses de ausencia. Creo que sin lugar a dudas Dios
nos estará hablando y que nos volverá a sorprender con lo que quiere hacer en
nuestras vidas. En un tiempo de ministración sentí de parte del Espíritu Santo
que el lema para esta segunda temporada sería “Tiempo de volver a rugir.” En
Proverbios 30:30 dice, “El león, fuerte entre todos los animales, Que no
vuelve atrás por nada;” En
estos tiempos creo firmemente que es a lo que el Padre esta llamando a esta
generación. Estamos siendo convocados como juventud a prepararnos para el
derramamiento de su Espíritu y que tomemos la presa con la autoridad que él nos
ha dado. ¿De dónde aprenden los cachorros a rugir? Viendo al león adulto e
imitando su rugido, tomando de él su identidad. Apocalipsis 5:5 dice, “He aquí que el
León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido." Tú y
yo tenemos un rugido, único y especial el cual resonará en la eternidad. Dios
siempre es original, y ningún rugido de uno de sus hijos es igual a otro. Un
león macho pelea contra otros leones para proteger a sus cachorros, y éstos se
saben protegidos y amados por su padre. Es exactamente lo mismo con nosotros
con Dios. Es su paternidad perfecta de la que tomamos la identidad y autoridad
que necesitamos. Si permanecemos dentro de su amor y su paternidad, lo que
hagamos será para impacto en la eternidad. Esta segunda temporada trata sobre
cómo rugir de nuevo, con la intensidad y seguridad que el mundo necesita y que
vaya acorde a lo que el Espíritu Santo pide de esta generación. ¡Es hora de
volver a rugir!
Hoy
en día el mundo ha evolucionado a fin de matar cristianos. En un mundo en el
que decir groserías, emborracharte, las bromas en doble sentido, y tener sexo
casual con el/la novi@ son la norma entre los jóvenes (entre muchas otras
cosas), me he dado cuenta que ese no es el verdadero peligro. El mundo ya no
trabaja con coliseos, hogueras, fosos de leones, y otras cosas horribles. Ahora
tiene un método que es aún mas peligroso por lo sigiloso y popular que es: “ser
normal.” Si de algo me he dado cuenta en la universidad y en el mundo allá afuera es que todo se rige por
qué tan acorde vives a lo que el mundo allá afuera llama “normal.” ¡Incluso en
las iglesias hoy en día este peligro puede existir! Cualquier cristiano
mediocre (las cosas como son) puede evitar hacer esas cosas, y no emitir ni un
rugido en toda su vida. Puedes ir a la iglesia, decir, “soy cristiano,” no
hacer ningún pecado “grande” y no estar rugiendo. Cuando hablo de rugir, me refiero
a impactar el mundo en el que vives y dejar una huella en aquellos que te
rodean. Me refiero a estar realmente apasionado y loco por Dios, a realmente
comprender Mateo 22:37, que dice, “Jesús
le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.” Este es el tipo de cristianismo que Satanás ODIA,
porque es el que transforma vidas, y cambia ciudades enteras con el poder del
Espíritu Santo. Si Satanás no puede evitar que creas en Dios, intentará meterte
en el pantano de la intimidación al “¿qué dirán?” y del conformismo. Si Dios te
lleva a danzar, Satanás dice “Eso no es normal.” Si Dios te lleva a orar por alguien
enfermo o a echar a un demonio, el mundo te dirá “¡Estás loco!” Si intentas
gritar voz en cuello y clamar por un derramamiento del Espíritu Santo, el mundo
te dirá “¡Eres un fanático!" El mundo tolera un cristianismo light, mientras no
hagas algo que él considere “raro” o que se salga de su definición de “normal.”
La religiosidad te mantendrá en un letargo espiritual, impidiéndote ir más allá
de lo que las cajas o casillas en las que se ha encerrado a Dios últimamente en
la iglesia dictan que es el cristianismo. Ya hablaré la siguiente ocasión de lo
que es la religiosidad dentro de la iglesia, pero es un gran peligro que puede impedirte
rugir. Te digo esto último por experiencia, puedes creer conocer a Dios, estar
en la iglesia, puedes pasar toda tu vida en un ambiente cristiano ¡y no saber
NADA de Él! Dios dice para ambos casos en Isaías 55:8, “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros
caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra,
así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que
vuestros pensamientos.” El mover del Espíritu Santo es el que te lleva a
rugir con fuerza, el que te lleva más allá de lo ordinario. Es el que te hace
danzar, el que te lleva a sanar enfermos, el que te lleva a echar fuera
demonios, el que te lleva a conquistar ciudades enteras. Isaías 61;1 dice, “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre
mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los
abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los
cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;” Este mover del Espíritu Santo
es el que incomoda al mundo y rompe los esquemas de la religiosidad. El mundo te dirá que eso no
es normal, que estás loco, que eso no tiene sentido, que eres un fanático, que
eres un tonto o un bobo. 1 Corintios 1:18 dice, “Porque la palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los
salvos es poder de Dios.”
Si las personas que no conocen a Dios no te han llamado así, puede que tengas
un problema.
El rugir
involucra hacer cosas extraordinarias, cosas locas, fuera de serie, cosas que
no son ni pueden ser normales. En Hebreos 11 se nos da una lista de gente loca
que estuvo dispuesta a rugir, a ir más allá en Dios, a ser radicales, a hacer
cosas extraordinarias; los rugidos de cada una de esas personas resuenan aún hasta
nuestros días, y lo harán por el resto de la eternidad. Lo que ellos hicieron
en su momento TRASCENDIÓ lo que ellos eran y golpeó lo espiritual. Cada una de
esas personas en Hebreos 11 no eran perfectas, algunas no serían el modelo ideal
del cristiano. Tuvieron también fracasos, y fallaron muchas veces: sin embargo,
cada uno de ellos tomó la decisión de vivir de forma radical y diferente a lo
que el mundo llamaba “normal.” No puedes vivir una vida “normal” y esperar
resultados extraordinarios. Únicamente la adoración extraordinaria produce un
mover extraordinario del Espíritu Santo. Únicamente una conducta radical en
contra del pecado puede marcar la diferencia en tu vida y la de los que te
rodean. Únicamente un hambre descomunal hace que el Espíritu Santo te llene. Dios
no puede usar 99% de tu vida. Con Dios es el todo o el nada, y te puedo
asegurar que vale la pena pagar el precio con tal de seguir a Cristo. Cuando
somos salvos, se nos da una POTESTAD de ser hijos de Dios. Una potestad involucra
poder y autoridad sobre el mundo y lo que hay en él. Más aún en 1 Juan 1:4-5 dice,
“Porque todo lo que es nacido de Dios
vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?”
Cuando rugimos ejercemos ese dominio y autoridad que Dios nos ha dado, y
establecemos el reino de Dios en la tierra. Una fe ordinaria sube la tierra al
cielo, pero una fe extraordinaria trae el cielo a la tierra. ¡A esto hemos sido llamados!
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