Encontrando el camino


¡Hola amig@! Que bueno que estés aquí este último viernes del mes de julio, ya listos para pasar al mes de agosto con toda la actitud. Antes que nada, te debo una disculpa por haberme ausentado los días viernes y lunes. Tuve la bendición de poder asistir al CAMPA 2018 ROMPE LOS CIELOS, donde aparte de la convivencia y las actividades recreativas, Papá simplemente arrasó con mis expectativas y pude sentir y escuchar Su voz y persona de formas frescas y nuevas. Realmente me asombra como Dios renueva, cambia, y evoluciona nuestra relación, así como las formas en las que me habla y me toca. Filipenses 1:6 dice, “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;” Saber que a pesar de mis errores Dios sigue creyendo en mi y en que lograré cumplir mi propósito no me deja de maravillar cada mañana. Muchas veces nos juzgamos a nosotros mismos con una mirada terrenal, basados en lo que vemos con los sentidos físicos. Creemos que nuestra oportunidad ya ha pasado, cuando Dios sigue ahí con los brazos abiertos. Dios es capaz de ver lo que realmente importa: el corazón. En 1 Samuel 16:7 leemos, “porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.” En nuestras propias debilidades y defectos es donde Dios se muestra; donde el hombre grita “fracaso” Jesús declara “éxito,” donde el hombre afirma “muerto” el Espíritu Santo canta “fiesta en el desierto,” y donde el mundo grita “huérfano” el Padre viene y dice “amado, aceptado, y aprobado.” Dios determina quién tú eres, no el mundo. Si tú vas en serio con Dios, Él va en serio contigo.

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El día de hoy quiero tratar uno de varios puntos clave que vas a necesitar si planeas vivir como león y poder producir rugidos que realmente vayan mas allá de tu realidad y que puedan resonar por la eternidad. El primero es el más importante y del cual Dios me ha estado hablando últimamente: honrar a los padres. Creo que sin lugar a dudas este es uno de los factores más importantes, pero a veces mas descuidados cuando se habla de avivamiento, de estar llenos del Espíritu Santo, de sanidades y milagros, y de cumplir el propósito de Dios para nuestras vidas. Quiero que pienses en esto: los 10 Mandamientos son la base a partir de la cual TODOS los lineamientos encontrados en la Biblia brotan. A través de ellos Dios le reveló al pueblo de Israel Su voluntad. Estos lineamientosp son tan lpero tan importantes para Dios que cuando Él se los dio a Moisés, ´Dios vino personalmente a dárselos a Moisés, tomándose 40 días con él en un monte que humeaba, echaba relámpagos, y estaba lleno de estruendo. No fue a través de un ángel, o una zarza, o un sueño; fue la misma presencia de Dios y su misma mano la que escribió estos 10 mandamientos. Te dejo este contexto para que entiendas la importancia de lo que estamos tratando aquí. En Éxodo 20:12 dice, “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.” Pareciera que hoy en día entre los jóvenes cristianos y no cristianos este mandamiento es de los más olvidados, cuando realmente debería ser de los más observados por aquellos que se dicen ser cristianos. Muchas veces nos centramos en servir en la iglesia, en participar en cada evento, en ser aquel joven o señorita que siempre esta disponible, ser el que danza mas alto, la que chilla más en la adoración, o el que puede cargar más sillas con tal de impresionar a aquella chica del grupo de jóvenes (¡maños@!). Sin embargo, si haces todo eso, pero eres un mal hijo en tu casa, olvídate de que Dios te pueda usar. Verás, Dios trabaja de formas especiales con aquellos que él ha llamado a servirle. A Dios no le sirve el chico mas elocuente para predicar, o la chica que cante como Christine D`Clario, porque déjame decirte algo: siempre habrá alguien mejor que tú. Tus talentos no son suficiente como para calificarte como apto para el servicio a Dios. La actitud y disposición de tu corazón sí. Por eso es que Dios no es un cazatalentos, sino un cazacorazones.  

Muchas veces como jóvenes queremos las cosas rápido. Estamos en un mundo de cosas rápidas en las que los procesos son acelerados y entre más cortos, mejor. Nos gusta tener las cosas rápido, y a veces tratamos el caminar con Dios de la misma manera. Queremos rápido el ministerio, la unción, y los estadios. Sin embargo, con Dios déjame decirte que no hay atajos. Pocos entran a la escuela de formación de Dios, aún menos logran graduarse, y uno de los primeros niveles que tienes que cursar si aspiras a graduarte es tu casa. La iglesia no es un lugar donde eres formado, ahí es donde recibes el postre, las cosas especiales y específicas de parte de Dios. Tu casa es tu cuartel de entrenhhamiento, el lugar donde recibes tu entrenamiento básico, donde demuestras de qué estas hecho. Ir a servir y sonreír en la iglesia cualquier cristiano mediocre lo puede hacer (lo digo porque así era yo). Es de verdaderos cristianos saber ser luz en casa y no solamente en la iglesia. ¿De qué le sirve a Dios alguien que es de doble ánimo dentro y fuera de la iglesia? Mateo 25:23 dice, “sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.” No sé cómo a veces esperamos ser usados por Dios cuando no podemos seguir instrucciones básicas y triviales de nuestros padres. Estoy 100% seguro que Dios observa con más atención la mueca que le haces a tu mamá cuando te pide que laves los trastes, que la sonrisa que le pones a tu pastor o líder cuando te pide que vengas el sábado a limpiar la iglesia o armar despensas. Los padres son las primeras autoridades que Dios pone en tu vida, y las más importantes. Son tu primera prueba de obediencia en la que Dios se va a fijar si eres un vaso digno de Su autoridad y poder. ¿De qué otra manera Dios va a probar tu obediencia y sujeción a él que con tus padres? Romanos 13:1-2 dice, “Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas. Por consiguiente, el que resiste a la autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han opuesto, sobre sí recibirán condenación.” Puede que muchas veces no lo digamos, pero actuamos como si creyéramos que este versículo aplica a todas las autoridades…menos a los padres. Los solemos ver como figuras decorativas cuando realmente son la máxima figura humana de autoridad sobre tu vida. La verdadera obediencia radica cuando nadie te está viendo. Dios ve lo que haces en secreto, y recompensa en público.

Puede que ahora me digas la clásica “¡Es que tú no sabes cómo son mis papás! Si supieras como son…” En toda la historia de esta escuela de Dios, hay un alumno que logra destacar entre todos y que es en todos los sentidos el modelo a seguir y el honrar a sus padres no fue la excepción: Jesús. Él era Dios encarnado, si, pero también era un joven como tú y como yo, con sueños, anhelos, y deseos. Por eso es que, si sientes que tus padres no son dignos de honra y obediencia, te tengo una buena noticia: Jesús te entiende. Si algo no eran sus papás, eran perfectos. O sea, ¡qué tipo de papá o mamá deja su hijo de 12 años en una ciudad de 550,000 personas! Ellos estaban llenos de defectos como nuestros padres, con fallas y errores tan comunes como los que cometen nuestros padres, y aun así Lucas 2:51 dice, “Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.” ¿Queeeeeee? Jesús, siendo Dios, se sujetó a sus padres, reconociendo la autoridad que el Padre Celestial había depositado en José y María. ¡Wow! ¿Quieres un ejemplo de obediencia a los padres? Ahí tienes al Dios Todopoderoso hecho carne sujetándose a dos humanos llenos de defectos. Si Jesús estuvo dispuesto a sujetarse, ¿que te hace pensar que tú no estas obligado a hacerlo con tus padres, sin importar sus defectos? Si Cristo, sabiendo que era Dios, decidió sujetarse, ¿por qué menospreciamos la autoridad de nuestros padres? ¿Por qué preferimos a veces a obedecer al pastor o al líder que a los padres? Peor aún, ¿sabías que tú y yo podemos castigar a nuestros padres? Si, los castigamos con nuestro silencio, con nuestro aislamiento, con nuestro rechazo, y con nuestra falta de afecto. Nos olvidamos de extenderles a ellos la misma misericordia que Cristo nos extendió a nosotros. Efesios 4:32 dice, “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” Necesitamos un cambio de mentalidad sobre el concepto que tenemos sobre nuestros padres, y entender la bendición que Dios quiere derramar a nuestras vidas a través de ellos. Ellos son parte del equipo formado por el pastor, y tus líderes para formarte y que llegues a ser el hombre o la mujer que Dios ha soñado que seas. Dios trabaja de forma generacional, y tu objetivo como hijo es ser mejor que tus padres. Sin embargo, juzgarlos y rechazarlos no es la forma en la que lo lograrás. Depende de ti si permites que Dios trabaje contigo y te forme como vasija en manos de alfarero.

Antes de cerrar, quisiera aclarar algo (seguramente ya la sabes, pero evitemos malentendidos): La obediencia a los padres tiene como límite la Palabra de Dios. Obviamente hay que obedecer a Dios antes de los hombres, por lo que si tus padres te instruyen a hacer algo que sabes que va en contra de la voluntad de Dios, NO debes hacer caso, pero eso no te exime de honrarlos y respetarlos. Si tus padres no son cristianos, obviamente muchos de sus consejos e instrucciones se salgan fuera de la Biblia, por lo que te toca ser prudente y sabio, mostrando el amor y honra que Dios quiere que les des sin violar lo que sabes que Dios te ha llevado a vivir.

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