Navegando el corazón de Papá

¡Hola amig@! Es una gran felicidad poder escribirte en esta primera semana del último mes del año. Antes de comenzar quisiera compartirte un versículo que me cautivó por completo. Deuteronomio 4:7 dice, “Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos?”. Todo lo que este mundo te pueda llegar a ofrecer es nada comparado con tener la persona de Dios dentro de ti, escuchándote y guiándote. Dios no es alguien que este a la distancia en el cielo observando nada más. Él esta contigo y conmigo a donde sea que vayamos, listo para ayudarnos como buen Padre que es.  Después de consumir lo que este mundo ofrece nos deja vacíos, pero Jesús llena cada espacio de nuestro corazón con la plenitud del Padre, como dice Colosenses 2:9, “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.” Él llena todos nuestros vacíos, y nos vuelve plenos en Jesús. ¡Simplemente asombroso!



Hoy quiero hablarte sobre como poder llegar a conocer más profundamente a Jesús. Jeremías 9:24 dice, “Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.” A los seres humanos se nos ha concedido el privilegio de poder buscar y aprender más del corazón de Dios. No hay nada mejor que poder levantarnos cada mañana con el objetivo de aprender más de la persona de Dios. Con Dios nunca vamos a dejar de aprender algo nuevo de Él, sin importar que tan viejos lleguemos a ser o que tan sabios lleguemos a ser. Salmo 27:8 dice, “Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová.” Cada día es una nueva oportunidad de poder conocer más a nuestro Amado, sin importar las circunstancias que nos rodean.  ¡Es muy diferente creer en Dios que conocer a Dios! Conocer a alguien requiere un sacrificio de nuestra parte que incluye recursos y tiempos. Por eso es que es raro encontrar personas que conozcan el corazón de Dios. Conocer a Dios es un viaje sin retorno en el que es inevitable perderte en Su corazón, a morir a ti mismo. Por eso es que es raro encontrar personas que conozcan el corazón de Dios, por el sacrificio que este involucra para aquellos que aceptan el desafío. Incluso a veces cuando las personas comienzan el viaje hacia las profundidades del corazón del Padre, las cosas se ponen peor que nunca. Esto hace que la mayoría se desanime y desista del viaje. Se nos olvida que Dios más cerca que nuestra respiración cuando la tormenta ruge. 2 Corintios 12:9-10 dicen, “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.” Cuando se nos acaban las opciones y ya no tenemos para donde correr, entonces el poder de Dios se puede mostrar con toda Su gloria. La pregunta entonces es, ¿qué tan valioso es para ti llegar a conocer más profundamente a Dios? Mateo 10:38 dice, “y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.” Es hora de que salgamos del montón para convertirnos en gente extraordinaria.

Un elemento clave para poder atraer la atención del Padre es tener fe de que Dios se mostrará a ti de maneras nuevas cada día. Hebreos 11:6 dice, “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” Otro pasaje en la Biblia, Santiago 4:5, dice, “¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?” ¡Wow! El Rey y Creador del universo anhela tener una relación profunda contigo para que lo conozcas cada día mejor.  El plan original de Dios era tener una relación libre y sin barreras con el ser humano, no ponerle un conjunto de leyes. En Jeremías 7:22-23 Dios explica que lo único que quería con Israel era que el pueblo escuchara Su voz, que lo conociera profundamente a fin de que le fuera bien. Si tú crees que Dios se revelará a ti de una forma nueva cada día, entonces Dios verá un corazón abierto a una porción nueva de Su persona y de Su palabra. Dios ya dio el primer paso hacia nosotros, ahora nos toca dar el siguiente paso hacia Él.


Creer que Dios hará algo nuevo cada día nos lleva a tener el segundo y más importante elemento: hambre y expectativa por Su persona y Su presencia. Isaías 43: 19 dice, “He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.” Dios tiene sueños, planes, y anhelos de los cuales quiere que tú seas parte. Pero para eso necesitas meterte profundo en Su presencia para que Él te los revele. Dios no le confía Sus sueños a cualquier persona. Él confía en los locos que están dispuestos a pagar el precio de buscarlo a Él de formas extremas. Salmos 42:2 dice, “Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente; ¿cuándo vendré y me presentaré delante de Dios?” Este versículo habla de una necesidad imperativa por estar donde esté la persona de Dios, sin importar lo que pueda costar llegar ahí. Es esperar con ansias el momento en el que Dios se manifieste y revele más de quién es Él. Otro pasaje, Isaías 26:9, dice, “Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.” Es buscar con desesperación (digo se necesita mucha motivación para no dormir) la presencia y la persona de Dios. Esa es la clase de hambre y expectativa que provoca que Dios venga y se derrame sobre nosotros. Dios no se ve provocado a actuar por la necesidad; de lo contrario, no habría pobres, enfermos, o huérfanos en la tierra. Dios se ve provocado por un hambre y una fe extrema que espera desesperada una manifestación de Su Persona. Aquellos corazones, que reconociendo su necesidad total de la persona de Dios y clamando por una mayor intimidad y revelación, capturan el corazón del Padre. Salmos 51:17 dice, “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.” Si algo le da placer a Dios es un hij@ como tú que busca su presencia con desesperación sabiendo que sin Él no tiene nada. Es la adoración genuina la que trae el cielo a la tierra, y nos mete dentro del corazón de Dios. Es en ese lugar donde, permaneciendo en Él, nos es revelada Su voluntad, sueños, planes, y en si Su misma persona. 

Para cerrar por hoy comienza a pensar en maneras diferentes en las que puedes buscar el rostro y el corazón de Dios. Dios ve el corazón, no la capacidad, educación, u origen de la persona. Él quiere personas que estén desesperadas por conocerle más cada día. Una búsqueda intensa y una adoración extrema producen hij@s de Dios que pueden transformar naciones y el mundo entero. Todo lo que se necesita es que estemos dispuestos a perdernos en el mar infinito del corazón del Padre.

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