Cristianos de acero
¡Hola amig@! Bienvenido en este fin de semana, cada vez más cerca de cerrar
el año con éxito. Si algo te tiene que motivar durante el siguiente año (y en
si durante toda tu vida) es el amor que Dios te tiene. 1 Corintios 13:8 dice, “El amor nunca deja de ser; pero las
profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.” Podrías
perder todas tus posesiones, enfermar gravemente, perder a un ser querido, pero
eso jamás hará que el amor de Dios sea inexistente en tu vida. Si alguna vez te
llegas a desanimar o cansar durante el viaje hacia tu destino, puedes contar
con el amor y respaldo de Dios para animarte y seguir adelante. Mateo 11:28 dice,
“Venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” ¡Definitivamente este es un
Dios al que puedo seguir!
Hoy quiero hablarte sobre una realidad que probablemente a estas alturas ya
habrás identificado: tu vida como cristiano estará llena de problemas y
desafíos, la mayoría de ellos mucho más grandes que tú. En Juan 15:19 dice, “Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo
suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.” No
es precisamente la mejor frase a la hora de animar a la gente a seguirte, pero
Jesús estaba leyendo las letras chiquitas a todo aquel que quisiera seguirlo. Hoy
en día la iglesia de cristianos de cristal, que se quiebran ante la mínima
dificultad o prueba, cuando realmente hemos sido hechos para desafiar y
triunfar sobre este mundo. Romanos 8:15 dice, “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez
en temor, sino que habéis recibido el
espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” Es decir que en nuestra identidad de
hijos sabemos quiénes somos, y más importante, quién nos respalda. Te prometo
que tu vida estará llena de problemas y desafíos, pero también te prometo que
Dios estará a tu lado para pelear las batallas que tú no puedas. En Josué 1:9 Jesús
nos dice, “Mira que te mando que te
esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará
contigo en dondequiera que vayas.” Al cristiano se le ha vendido la idea de
que caminar con Cristo lo hará tener un mundo de caramelo, donde no hay problemas,
dolor o sufrimiento. La cosa es que, al llegar el primer problema, aún si es
pequeño, tachamos a Dios de malo e infiel. Dejamos que la duda y el desánimo se
apodere de nosotros, olvidando de quién somos hijos y qué es lo que Dios nos ha
entregado. Esto hace que en el mejor de los casos disminuya nuestra fe y amor
por Dios, y en el peor de los casos, hace que nos alejemos completamente de Él.
Dios sabía a qué frente de batalla enviaba a sus hijos, por lo que Jesús dice
en Juan 16:33, “Estas cosas os he hablado
para que en mí tengáis paz. En el mundo
tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” Tú no tienes
(ni puedes) que vencer al mundo porque Jesús ya lo hizo. La guerra ya está ganada,
pero a ti y a mí nos toca pelear las batallas que llevan a la victoria. Un
soldado veterano era de élite por la habilidad y experiencia que había obtenido
en batallas a lo largo de los años. De la misma manera, Dios usa los problemas
y circunstancias difíciles para llevarnos a un nivel mayor de revelación y
relación con Él. Santiago 1:2-4 dice, “Tened
por sumo gozo, hermanos míos, el que {os} halléis en diversas pruebas, sabiendo
que la prueba de vuestra fe produce paciencia, y que la paciencia tenga {su}
perfecto resultado, para que seáis
perfectos y completos, sin que {os} falte nada.” Una vez alguien dijo
que los problemas son bendiciones disfrazadas, y no podría estar más de
acuerdo. A esta óptica Romanos 8:28 tiene sentido: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados.” Dejamos de quejarnos por los problemas, y no les
permitimos que tumben o destruyan nuestra confianza en la fidelidad de Dios,
sino que nos alegramos sabiendo que en ellos está la oportunidad de ir al
siguiente nivel con Dios.
Ahora, no estoy minimizando los problemas por los que puedas estar pasando.
Cada uno de nosotros tiene diferentes problemas y pruebas que enfrentar día a día.
Romanos 12:15 dice, “Gozaos con los que
se gozan; llorad con los que lloran.” Tenemos que ser sensibles y tener
compasión de aquellos que están atravesando por problemas y dificultades. Jesús
nunca despreció a alguien que estuviera batallando con una enfermedad o problema,
sino que la ayudaba. Sin embargo, tampoco se trata de minimizar el poder de
Dios que está en ti y en mí. Jeremías 32:27 dice, “He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?” ¡Jamás prediques a Jesús como
alguien menos a quien Él es! Muchas veces cuando vemos el tamaño de los
problemas que se nos vienen encima tendemos a minimizar el poder que Dios tiene
para destruirlos. 2 Corintios 2:7 dice, “(porque por fe andamos, no por vista);”
El problema de vivir basados en lo que vemos en lugar de lo que creemos es que
le damos el control de nuestra vida a las circunstancias que nos rodean. Al hacer
esto le impedimos a Dios que muestre Su poder en nuestras vidas por la falta de
fe. Dios no defrauda a aquellos que ponen toda su confianza en Él, sin importar
que tan feas estén las cosas. Gálatas 5:5 dice, “Pues nosotros, por medio del Espíritu, esperamos por la fe la esperanza
de justicia.” Jesús es la esperanza de justicia que nos hace saber que la
victoria ya fue alcanzada en la cruz. Sólo queda caminar en ella sin
desanimarnos o apartarnos a derecha o a izquierda.
Tú eres el resultado de 2000 mil años de cristianismo, en los cuales hubo
gente valiente y aguerrida hasta los dientes que estuvo dispuesta a pelear y sufrir
por Cristo. ¿No murieron todos los apóstoles, a excepción de Juan, como
mártires? ¿Cuántos cristianos no fueron valientes y esforzados al grado de
morir a manos de gladiadores en el Coliseo? ¿Cuántos creyentes fueron quemados
en la hoguera o torturados por la Inquisición o la Iglesia oficial por traducir
la Biblia a un lenguaje que tú y yo podamos leer? ¿Cuántos misioneros dieron su
vida y las de sus familias por llevar el evangelio a nuevas tierras donde
Cristo no era conocido? Hasta la fecha la historia de la iglesia se escribe
basada en problemas, dificultades, y pruebas, pero nunca siendo abandonada
por su esposo, Jesús. Esa es la historia en la que a ti y a mí nos toca
escribir el siguiente capítulo. Mateo 28:19b dice, “y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Amén.” ¿Estás dispuest@ a aceptar el desafío?
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