Reinicio

¡Hola amig@! Espero que te encuentres bendecido y feliz este gran miércoles 28 de noviembre. Poco a poco se acerca la gran hora de cerrar el año y poder analizar que tanto aprovechamos el tiempo y las oportunidades que Dios nos dio durante este hermoso y gran 2017. Efesios 4:16 dice, “aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.” El Padre espera que seamos buenos mayordomos de uno de los recursos mas valiosos, el tiempo. No digo que no juegues XBOX o cheques Facebook (no, ni XBOX ni FB son del diablo), sino que valores realmente a que cosas o actividades vale realmente invertir tiempo y fuerzas. Vale la pena invertir todo en nuestra vida con tal de agradar a Dios y cumplir nuestro propósito.



Hoy quiero hablarte sobre como Dios es un Dios de las segundas oportunidades. Muchas veces la riego y pienso constantemente que, si yo fuera Dios, me daría una patada y buscaría a alguien mejor para cumplir mi propósito. ¡Gracias a Dios que Él no tiene problema en dar a una persona arrepentida una segunda oportunidad! Lamentaciones 3:22-23 dice, “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.” Si no fuera por la gracia y la misericordia de Dios, creo que ni tú ni yo seguiríamos aquí. Muchas personas podrán perder la fe en ti, creyendo que eres un caso perdido. Sin embargo, Dios nunca, nunca va a dejar de creer en ti y por lo tanto siempre estará dispuesto a darte una segunda oportunidad para que sigas avanzando hacia tu propósito. Dios es el inversionista más grande porque esta dispuesto a invertir en personas que algunos podrían catalogar de casos perdidos.  Donde nadie quiere invertir, en lo más bajo del mundo (o sea yo, por supuesto), ahí es donde Dios llega y logra que haya fiesta en el desierto. 1 Corintios 1:17 dice, “sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte.” Y lo mejor de todo esto es que nunca te va a restregar en la cara tus errores o cuantas veces te ha perdonado por la misma cosa. Tampoco te va a venir a cobrar la segunda oportunidad por el simple hecho de que no se la puedes pagar. Dios no tiene un ábaco celestial llevando las cuentas de la cantidad de veces que le has fallado. Isaías 43:25 dice, “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.” Cada vez que vamos a la presencia de Dios y nos exponemos a Su luz y presencia para ser purificados somos recibidos con amor y gracia, ¡no con una cuenta de adeudos y de ofensas perdonadas! Dios es increíblemente paciente con cada uno de nosotros, como Padre amoroso que ve a Sus hijos pequeños a caminar. 2 Pedro 3:9 dice, “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” Otro pasaje, Salmos 103:8 dice así, “Misericordioso y clemente es Jehová; Lento para la ira, y grande en misericordia.” Personalmente considero que Dios ha tenido muuuchhaaa paciencia con esta personita, y ha estado dispuesto a invertir donde la verdad yo no hubiera dado ya un peso, mi vida. Te quiero poner el ejemplo de un hombre que, aparte de inventar una de las excusas más tontas en la historia, fue usado por Dios para traer las plagas sobre Egipto y para dar inicio al linaje de sacerdotes en el Antiguo Testamento: Aarón.

Aarón fue la boca de Moisés ante Faraón cuando Dios mandó a su hermano a liberar a Israel (Éxodo 4:14-15). Por medio la vara de Aarón Dios envió diversas plagas sobre Egipto, quebrando la resistencia y necedad del Faraón de no dejar ir a Israel. Aaron, junto con su hermano Moisés, fue parte crucial del plan de Dios para liberar a Israel de Egipto. Pudo ver de primera mano el poder y la grandeza de Dios fluyendo a través de su hermano y de Él trayendo plagas y manifestando el poder de Dios sobre Egipto. Era indudable que Dios tenía un gran propósito para la vida de Aarón. No tenía excusa para hacer alguna tontería, ¿cierto? Bueno, pues en Éxodo 32 podemos ver a ese mismo Aarón construyendo un becerro de oro tras el cual Israel se alejó de Dios. ¿Qué pasó? ¿Dónde quedó el hombre que Dios usó para traer las plagas sobre Egipto? Lo vemos felizmente forjando un becerro de oro y organizando la fiesta en su honor. Lo peor llega cuando Moisés regresa del monte, y en el versículo 24 Aarón dice una mentira que incluso un niño podría haber hecho mejor, “Y yo les respondí: ¿Quién tiene oro? Apartadlo. Y me lo dieron, y lo eché en el fuego, y salió este becerro.” Si alguien adulto alguna vez me diera una clase de contestación semejante, no sabría si morir de risa o darle de sapes por ridículo. En lugar de aceptar la responsabilidad por su pecado, Aarón inventó una de las peores excusas de la historia. El punto es que Aarón cometió un error que desvió a toda una nación de adorar al verdadero Dios. Dios estuvo a punto de exterminar a todo el pueblo de Israel por esto y usar a Moisés para crear una nueva nación (Éxodo 32:9-15). Gracias a Dios que Moisés era alguien sabio que intercedió por el pueblo, salvándolo de un justo castigo. ¿Cosa pequeña la que causó este error de Aarón, cierto? Leído este pasaje, podríamos pensar que Dios desecharía a Aarón y que ya no lo volvería a usar para guiar al pueblo, ya ni se diga ser conducto del poder de Dios. Sin embargo, ¡el Dios de las segundas oportunidades llama a Aarón para que de su linaje vinieran los sacerdotes que ministraran Su presencia y le ofrecieran sacrificios! Tiempo después, durante la rebelión de Coré, algunos levitas se atrevieron a cuestionar el derecho de Aarón y de sus hijos a ser los que ministraran en el Tabernáculo y a ser los que realizaran los sacrificios (Números 15 y 16). Dios responde claramente haciendo que la misma vara vieja con la que Aarón trajo las plagas sobre Egipto reverdeciera, echara flores, e incluso diera almendras (Num. 15:8). A pesar del error garrafal que Aarón había cometido al construir un becerro de oro, Dios seguía respaldando el propósito que Él había escrito para su vida. Dios decidió extenderle de Su gracia y misericordia, dándole una nueva oportunidad para continuar hacia su destino en Dios. ¡A eso llamo ser un Dios de segundas oportunidades!


Definitivamente una vida sin Cristo esta destinada al fracaso moral y espiritual. Los seres humanos estamos condenados a fallar completamente en agradar a Dios sin importar cuan duro tratemos. Por eso Jesús dice en Mateo 11:29-31, “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” Dios sabe que vamos a fallarle, y aun así elige amarnos y darnos nuevas oportunidades cada día. Esto no es excusa para pecar constantemente, pero sí una razón para no desmotivarnos sabiendo que, si estamos verdaderamente arrepentidos, Dios es fiel y justo para perdonarnos y darnos una segunda oportunidad. Para cerrar medita en las siguientes preguntas y se brutalmente honest@ contigo mism@: ¿Cuántas segundas oportunidades te ha dado Dios este año? ¿Cuántas aprovechaste al máximo a fin de agradarle y ser un buen siervo y fiel? ¡Decídete a aprovechar cada nueva oportunidad que Dios te da para que alcances tu destino en Él!

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