Hierro con Hierro se Aguza

¡Feliz miércoles amig@! Es como siempre un placer recibirte en este blog, esperando que lo que leas aquí sea de bendición a tu vida. Con todo lo que Dios ha hecho en nuestras vidas es egoísta no compartir Su amor, gracia, y misericordia que Él nos ha dado. Alrededor de nosotros hay gente que tiene necesidad de un salvador; quedarnos callados es hacer oídos sordos al dolor de la gente que nos rodea. Dios quiere usarte para compartir su amor con otros, pero tienes que atreverte a ser usado por Él. En Hechos 4:20 Pedro y Juan dicen a los sacerdotes, “porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.” Si no aquí, ¿dónde? Si no es ahora, ¿cuándo? Si no eres tú, ¿quién? 



Esta semana quiero hablar de algo que va a ser crucial si quieres vivir como Dios te está llamando a hacerlo: los amigos. Cuando digo amigos no me refiero al compañero de clase o de trabajo al que le hablas ocasionalmente, no. Amigo es esa persona de confianza que le cuentas tus cosas, le pides consejo, y su opinión es realmente valiosa para ti. Puede que después de haber leído el artículo pasado pensaste, “Creo que los amigos que tengo no comparten la visión de Dios para mi vida.” Proverbios 18:20 dice, “El que anda con sabios, sabio será; Mas el que se junta con necios será quebrantado.” ¿Con quién te estas juntando? No puedes mantenerte firme en Cristo si no te rodeas de gente que haya aceptado el mismo desafío que tú. Un inconverso nunca va a entender, por ejemplo, por qué debes de obedecer a tus padres si ya eres mayor de edad, por qué es importante cuidar lo que ves y oyes, por qué no puedes tener sexo antes del matrimonio, etc. Él aún tiene la mente de este mundo, mientras que tú ya tienes la mente de Cristo. Un verdadero amigo te dirá lo que necesitas escuchar, no lo que quieres escuchar. Un amigo cristiano te animará y corregirá con amor cuando la riegues; en cambio un inconverso no te dirá nada e incluso puede que te motive a seguir haciéndolo. Tú puedes ser de testimonio, compartirle del evangelio y darle consejos, pero no puedes (ni debes) depender de él para lo mismo. Siempre que quieras hablar de Dios y de lo que él está haciendo en tu vida con esa persona, ella escuchará como si estuvieras hablando en chino. 1 Juan 4:5 resume perfectamente este punto: “Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye. Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.” Tus amistades tienen que estar definidas por acercarte a Dios y a Su presencia, no alejarte o incluso ser piedras de tropiezo. Ahora, tampoco se trata de que te aísles y convivas sólo con los de la iglesia. Estamos llamados a ser luz, y esa luz no se debe ocultar dentro de las cuatro paredes de una iglesia. Es normal llevarte bien, bromear, y convivir (mientras no te lleve a pecar) con tus compañeros de trabajo o escuela, pero tu vida social no puede estar basada alrededor de ellos. Mateo 6:24 dice, “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro…” Tarde o temprano tu fe va a chocar con tu “amigo” inconverso, y tendrás que escoger a quién honrar: a Dios o tu amistad con esa persona. La ventaja de tener amigos cristianos es resumida en Proverbios 27:17, “Hierro con hierro se aguza; Y así el hombre aguza el rostro de su amigo.” Juntos van a crecer y motivarse, no desanimarse y distraerse, en su relación con Dios. La amistad fue diseñada por Dios para que podamos madurar nuestro carácter al tener trato constante los unos con los otros, no para que desvíe nuestra mirada de Él. Te pongo dos ejemplos bíblicos de amistades que se impulsaron el uno al otro a acercarse más al propósito que Dios tenía para ellos:

1. David y Jonatán (1 Samuel 18:1-4).

Esta es la amistad más conocida entre los cristianos. ¿Dónde comenzó su amistad? ¿En una escuela de la ley? ¿En un cuartel militar? ¿En un palacio? ¡NO! Se conocieron en el campo de batalla, combatiendo a los enemigos de Dios y Su pueblo Israel. Ambos tenían una pasión por Dios y su nación, y fue eso lo que los unió. Su amistad era tan fuerte que, cuando se enteró que David había sido escogido para ser el siguiente rey, Jonatán no tomó la misma actitud de su padre Saúl, sino que apoyó a su amigo para que alcanzara el propósito que Dios tenía para Él, aún a expensas de su derecho al trono. Incluso casi pierde la vida cuando encubrió la huida de su amigo y casi es atravesado por una lanza arrojada por Saúl (1 Samuel 20). ¡Ese es un verdadero amigo!

2. Los 4 amigos del paralítico (Marcos 2:1-5).

Esta historia es un claro ejemplo de lo que un amigo hace: ¡ACERCARTE Y LLEVARTE A UN ENCUENTRO CON DIOS! Estos cuatro hombres hicieron lo más imposible y loco que se le podía ocurrir a alguien: hacer un hoyo en el techo para bajar a su amigo cerca de Jesús para que Él lo pudiera sanar. Así de grande era su amor por su amigo que estaba inválido ¡Yo quiero amigos así de locos! A esos cuatro no les importó lo que la gente (o el dueño de la casa) pudiera decir. Su estima por el bien de su amigo era mayor que cualquier problema que romper un techo pudiera ocasionarles. De hecho, cuando Jesús ve al enfermo, no es por su fe por la que lo sana. El versículo 5 dice que fue la fe de sus cuatro amigos la que hizo que Jesús sanara al enfermo. ¡Qué fe tan grande que causó que Dios hiciera algo en la fe de su amigo! Me pregunto si después el dueño de la casa les cobró lo del techo…

Como puedes ver, Dios quiere que tengas amistades que te desafíen a buscarlo y a crecer más de lo que lo harías solo. Dios no quiere que te encierres en la iglesia, pero tampoco que tus decisiones y actitudes sean influenciadas por gente que no cree en Él. Para cerrar te invito a hacer lo siguiente: haz una lista de todos tus amigos, sean cristianos o no. Comienza a marcar aquellos que sabes que no deben de estar en esa lista y entrégaselos a Dios. Pídele que te de amigos conforme a su corazón que estén dispuestos a pelear la buena batalla, hombro con hombro, hacia el destino que Dios tiene para sus vidas. Vale la pena dejarlo todo (amigos, familia, sueños) por Jesús, créeme. Él siempre te va a regresar más de lo que tú le puedas dar. ¡Nos vemos el día viernes DTB!

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Volviendo a Nuestro Primer Amor

Identidad en Cristo

Perder para ganar